Press Oaxaca

Informar con Veracidad

Naty Díaz: Palabra de Mujer y Raíz de Resiliencia

 

La figura de Naty Díaz se ha consolidado en el escenario político oaxaqueño no solo por sus cargos y decisiones, sino por esa convicción inquebrantable que ha aprendido desde la cuna en Ejutla de Crespo. Con su consigna “Palabra de Mujer”, invita a repensar la política como un acto de compromiso personal y de comunidad, en la que cada palabra es un reflejo del trabajo diario y las raíces profundas que la sostienen.

 

Desde pequeña, Naty absorbió el valor del esfuerzo. Creció en un ambiente en el que el trabajo duro era la norma y la lucha por el bienestar colectivo se vivía en cada esquina de Ejutla. Una tierra en la que la memoria de su padre, cariñosamente recordado como Don Leo, aún resuena. Don Leo, figura central en la política local, marcó la pauta no solo por sus funciones administrativas, sino también porque fue un ejemplo de integridad y compromiso con el pueblo. Su trágico asesinato constituía, en muchos, un chiste de cobardía; sin embargo, lejos de detener a Naty, ese dolor se transformó en el combustible que refina su convicción y la impulsa a seguir en pie de lucha, sin caer en sentimentalismos exagerados, sino con la firmeza de quien sabe que el legado se construye con resultados.

 

La herencia política de la familia Díaz Jiménez se expresa en cada uno de sus miembros. Sus hermanos han demostrado ser pilares de apoyo y continuidad en la comunidad. Leonardo, por ejemplo, compartió en la pasada legislatura el espacio de diputado local junto a Naty y hoy cumple funciones relevantes en la Secretaría de Gobierno del Estado de Oaxaca. Carlos, por su parte, sigue demostrando la confianza de la ciudadanía, repitiendo con éxito su labor como presidente municipal de Ejutla de Crespo. Esta red de compromiso familiar, validada por el respaldo y los resultados en cada encomienda, es un testimonio del arraigo y la credibilidad que poseen ante la gente de su tierra.

 

Naty Díaz, quien se formó como Contadora Pública en la Universidad Mesoamericana, supo combinar su formación técnica con el anhelo de servir a la comunidad. A muy temprana edad asumió responsabilidades en el servicio público; fue presidenta del DIF en Ejutla de Crespo de 2002 a 2004, cargo en el que ya se forjaba una imagen de vocación y cercanía con quienes más lo necesitan. Más adelante, su trayectoria la llevó a ocupar escaños como diputada local y federal, e incluso la designación como dirigente del Partido Acción Nacional en Oaxaca la posicionó como una voz en la que muchas comunidades depositaron su esperanza. Su paso por la Cámara de Diputados y su candidatura a la gubernatura de Oaxaca fueron hitos que cimentaron aún más su presencia en la escena política, demostrando que su “Palabra de Mujer” es sinónimo de acción y compromiso, más allá de slogans y apariencias.

 

El eslogan que ahora encabeza sus mensajes, “Palabra de Mujer”, se erige como una promesa de honestidad y fortaleza. No se trata de una declaración vacía; es la manifestación de reconocer que la palabra de quien ha sufrido, ha luchado y ha superado obstáculos tiene un valor incalculable. Cada intervención, cada propuesta y cada acción de Naty están impregnadas de esa esencia: la capacidad de transformar el dolor en energía positiva y el desafío en oportunidad. Esa habilidad para convertir las adversidades en motor para construir un futuro distinto es quizá lo que más cautiva a quienes la siguen y apuestan por una política más humana y cercana.

La narrativa personal y política de Naty va mucho más allá de los titulares y las cifras electorales. Es la historia de una mujer que, enfrentada a la violencia y el rencor que pretendían hacerla desistir—como ocurrió tras el asesinato de Don Leo—, se recarga de energía y continua el camino para el bien de su comunidad. Su historia no es solo la de una candidata que lucha por un cargo; es la de una renovadora de principios, que encarna el compromiso de hablar con el corazón y trabajar con la mente, demostrando que en Ejutla de Crespo la confianza en el cambio se ha heredado de generación en generación.

 

La fuerza de su mensaje se ve reflejada en la continuidad de la labor política de su familia, donde el trabajo y la rendición de cuentas se traducen en resultados palpables para la ciudadanía. Los roles desempeñados por sus hermanos y la trayectoria de ella misma son evidencia del respaldo popular y del efecto multiplicador de una gestión transparente. La gente de Ejutla ha visto en ellos a líderes que no solo se postulan, sino que entregan soluciones y enfrentan los retos con la firmeza de quienes conocen cada recoveco de su tierra y saben que el cambio verdadero nace desde adentro.

 

En un estado como Oaxaca, donde la diversidad cultural y los desafíos sociales hacen que la política se limpie a diario en la convivencia de ideales, el ejemplo de Naty Díaz resalta como una invitación a reimaginar el liderazgo. Su “Palabra de Mujer” convoca a repensar la autoridad en términos de servicio, empatía y compromiso con la memoria histórica. Es una reclamación a que cada palabra y cada acción se fundan en un pasado que enseña y, sobre todo, en una mirada que no se cansa de soñar con un futuro mejor para toda la comunidad.

 

Así, en una narrativa que se entrelaza con la singular historia de Ejutla de Crespo, Naty Díaz se presenta no solo como una figura política, sino como un ejemplo de resiliencia y transformación. Su historia inspira a mirar la política desde la perspectiva del servicio y la integridad, donde cada logro es un paso más en la construcción de una sociedad que confía en sus raíces y en el poder de la palabra bien honrada

About The Author