Oaxaca.- El nuevo empoderamiento de los sindicatos, particularmente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), está regresando a Oaxaca a las eras más oscuras de impunidad y anarquía. Amparados en la protección que les brinda el gobierno del estado.
Desde la Fiscalía General hasta la Secretaría de Movilidad, están al servicio de la CTM, cuyo dirigente Carlos Mejía Gil, traicionó a su partido, el PRI, para apoyar a Morena tras haber sido desplazado por CATEM durante el gobierno de Alejandro Murat.
Por lo que ahora se cobra el favor electoral con impunidad absoluta ante cualquier delito y abuso, que cometan sus agremiados.
Hechos que se han documentado en diversas denuncias públicas sobre estos seudo sindicalistas, particularmente en su sector transporte.
Como el sujeto que amenazó a una mujer con un arma de fuego en Pueblo Nuevo, o los taxistas que han extorsionado en complicidad con agentes viales de Oaxaca de Juárez y agentes de la Fiscalía, a ciudadanos que han sufrido algún percance vial con ellos, sin importar quién fuera el verdadero responsable.
A ello se suman las agresiones a comunicadores que han documentado sus ilegalidades, como la agresión por parte de dos conductores del Sitio San Jose Vista Hermosa de San Agustín Etla con los números económicos 18-066 y 02-988, en contra de un periodista que tomó fotografías cuando uno de ellos circulaba por el acotamiento vehicular de la carretera federal 190. Por lo que fue amenazado y agredido, para que borrara el material gráfico que había generado. Y aunque el reportero solicitó apoyo al 911, este nunca llegó tras escuchar que se trataba de taxistas de la CTM.
Incluso autoridades municipales del Valle de Oaxaca han solicitado la intervención directa de la Secretaría de Movilidad, actualmente a cargo de Yesenia Nolasco, quien ha ignorado las peticiones de los presidentes para poner orden con los taxis agremiados a la CTM, quienes hacen lo que quieren y no cumplen con sus rutas asignadas a las comunidades. Violentando tanto las leyes, como a quienes les reclaman el mal servicio que brindan.
Sumado al aumento ilegal de tarifas, todo gracias a la impunidad que les da una calcomanía sindical. Un problema que si el gobernador Salomón Jara deja crecer, no podrá contener. Tal como pasó con el Sindicato Libertad en la era de Gabino Cué y con CATEM durante la última gestión muratista.